Bajo consumo: el caudal de agua a mover es mínimo puesto los circuitos que transportan el agua son muy delgados (entre 6 a 10 mm). Por tanto la cantidad de energía necesaria para calentarlo o enfriarlo también es baja.
Opción de enfriamiento: del mismo modo que utilizamos una instalación por superficie radiante para proporcionar calefacción, también puede utilizarse para enfriar o refrescar el ambiente.
Confort: el calor se reparte de forma uniforme por todo el espacio. Lo que difiere de otros sistemas de climatización como los radiadores o en el techo en el caso de sistemas por aire, donde éste se acumula en zonas puntuales.
Uso de energías renovables: la temperatura de impulsión de agua es muy baja (entre 30 y 45º) por lo que se trata de un sistema de calefacción que emplea para su funcionamiento, generalmente, fuentes de energía renovables, como son la aerotermia o la geotermia a través de la bomba de calor o la energía solar térmica a través de sistemas híbridos; conviertiéndolo en uno de los sistemas de calefacción y refrigeración más respetuosos con el medio ambiente.
Liberación de espacio: el suelo radiante se instala bajo el suelo o tras paredes y techos por lo que, a diferencia de radiadores o aire acondicionados, el espacio habitable queda libre y despejado para el diseño de interiores.
Rendimiento elevado: como hemos visto, los circuitos que transportan el agua son muy delgados por lo que la cantidad de energía necesaria para calentarlo o enfriarlo también lo será. De ahí que se traata de un sistema muy eficiente.